Los riesgos del quinto septenio
Ya se ha mencionado que el quinto septenio es el del asentarse tras la agitación del cuarto septenio. Sin embargo y al contrario de lo que podría parecer con esa aparente calma, existen una serie de riesgos que deben tenerse en cuenta.
Peligro de fanatizarse
Uno de los riesgos del quinto septenio puede ser que al estar empleando la razón durante todo este periodo acabar creyendo el apropiarse de ella cayendo en el fanatismo
Este pensar lógico que debería servir para entender el mundo que nos rodea puede convertirse en subjetivo llevándonos a comprender solo el mundo que queremos entender.
Resulta bastante común que en estos años la persona argumente tratando de convencer a otros de sus posiciones políticas o de manera de ver la vida. Sus tesis suelen ser absolutas y carentes de matizaciones. O estás conmigo o contra mí, como si no existieran posturas intermedias.
Riesgo de lo fóbico y lo contrafóbico
En este quinto septenio como ya se ha mencionado, la persona tiende a asentarse y en ese detenerse pueden aparecer dos tendencias:
Una de ellas es la de volver a ser como aquello que se aprendió. Él o la que solo puede comer de la manera en que se preparaba en su casa, cuando solo se puede ir de viaje adónde se fue cuando niño, etc. A este comportamiento se le denomina fóbico
La otra es la reactiva. «El mayor pecado sería repetir lo que hicieron mis padres. Cualquier trabajo, excepto el que me recuerde a ellos.»
A esta tendencia se la conoce como contrafóbica
Sea una respuesta a la vida o la opuesta, en ninguna de las dos la persona desarrolla ni de manera sana, ni de manera libre.
Riesgo de egotismo
Este término que proviene de la mezcla de egoísmo y erotismo proviene de la Gestalt. La RAE lo define como un ‘sentimiento exagerado de la propia personalidad‘. Esto puede llevar a la persona de este quinto septenio a concederse demasiada importancia a sí mismo y sus propias experiencias.
Peligro de haberse acomodado en el rol
Aunque este peligro ya se había advertido en el cuarto septenio, en este momento de ambición profesional puede hacer que la persona se agarre de manera más marcada a su personaje de éxito para aparentar en el ámbito laboral.
Si se detenta el puesto de jefe durante la primera parte del septenio en que prepondera más la razón que la integración de esta con lo afectivo, se puede ejercer la autoridad de una manera bastante despótica.
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