En el tercer septenio entre los 14 y 21 años la persona se hace más individuo y comienza a relacionarse con el mundo desde si mismo.
La palabra clave en esta fase es la de despertar. Siendo otra característica lo extremo, lo no centrado, así este despertar incluye lo más terrenal y lo más sublime o espiritual.
De esta época de la biografía quedan muchas heridas que si nos son adecuadamente miradas y sanadas por un yo adulto (algo que se alcanza hacia los 28 años) pueden dejar huella en la persona. En el coaching biográfico se puede observar un paralelismo entre la crisis de los 40 y la adolescencia.
Tercer septenio. La adolescencia
En este periodo se encuentra en el centro la llamada adolescencia, palabra que proviene de adolecer. Es una etapa muy emocional y que marcará el carácter de la persona.
Los anglosajones enmarcan este periodo entre los trece (thirteen) y diecinueve (nineteen) años denominando a los adolescentes «teenagers».
Septenio de la polaridad
Si algo caracteriza este tercer septenio es la polaridad, la pérdida del centro, el extremismo y la falta de ecuanimidad en aquellos que la atraviesan y en aquellos que les acompañan en este, en ocasiones, complejo tránsito.
El adolescente se encuentra en que es mayor para unas cosas y todavía menor, una queja que ellos expresan de forma continua.
Despertar del amor y de sus manifestaciones
Como todo lo demás que surge en este periodo nuestras vidas también aparece en lo extremo. la irrupción del amor. Este puede pasar de lo más sublime como el amor a la humanidad con la aparición de los ideales humanistas hasta la concreción más egoica en el amor sexual adolescente.
El adolescente vive el amor con una intensidad y pasión que no se repetirá en otras fases de la vida, siendo Romeo y Julieta los máximos exponentes de esta radicalidad. Es la búsqueda de la media naranja en la que queda claro que requiere de otra parte para sentir su «completud», dado que el adolescente siente que le falta algo para ser él.
Además del despertar de la sexualidad aparece en el amar al otro, el amor a la humanidad.
Diferencia entre sexos
Además de la aparición de los caracteres sexuales primarios y secundarios en hombres y mujeres, los adolescentes viven esta fase de dos maneras muy diferentes.
En ellas prepondera el sentir. Son más emocionales y poseen mucha mayor capacidad para expresar sentimientos y hablar de ellos, aunque normalmente limitado a otras chicas de su edad.
Ellos son más vehementes y se caracterizan por pasar directamente a la acción, normalmente poco reflexiva.
Los ideales
Hay varias características que hacen que en este septenio aparezcan con intensidad los ideales.
Por primera vez en la vida aparece la idea del futuro con fuerza en sus vidas.
Cuando mira el mundo que ha recibido de los adultos y que ha heredado de su padres aparece una reacción de inconformismo. Esta se puede manifestar en la emisión casi continua de juicios negativos y categóricos, muchos de los cuales son como quejas de lo difícil que es todo para él o ella. El adolescente refiere todo en relación a si mismo y lo hace siempre de manera radical y con gran falta de ecuanimidad.
La rebeldía que siente para con lo que le rodea puede llegar hasta convertirse en rabia. Pero, en algunas ocasiones, es una energía más positiva que puede llegar a transformarse en ideales.
Muchos de estos ideales poseen un componente de ensoñación e irrealidad y no suelen ser coincidentes con los valores más arraigados que provienen del entorno familiar. Sin embargo, estos son más individuales y propios pudiendo convertirse en razones para movilizarse.
La búsqueda de la verdad y la relación con la autoridad
Por las mismas razones por las que desea un mundo mejor, en la juventud buscamos ante todo la verdad como valor supremo. Esto no es algo que se manifieste de forma totalmente consciente.
La necesidad de formarse como persona hace al adolescente un inconformista, como ya se ha mencionado antes. Para él ya no es «el tiempo de acatar» . Tampoco se atendrá fácilmente a los consejos que provengan de figuras de autoridad como sus padres. Solo reconocerá esta autoridad cuando la capte llena de verdad y siempre y cuando le permita ser escuchado también en sus argumentos. A la hora de que alguien les escuche se debe tener en cuenta que la adolescencia no es un momento de ecuanimidad, sino de gran vehemencia.
Sin embargo, es precisamente el momento que más referencias requiere y si estas no vienen de alguien con valores éticos, podrá acabar imitando otros modelos que puedan ser más destructivos para su biografía.
En muchas ocasiones los adolescentes escriben acerca de «su verdad» y lo hacen en un diario con la esperanza más o menos fundada de que «alguien lo lea». Hoy, este fenómeno va de la mano del efecto de partes de la vida que se comparte en las redes sociales, otro tipo de «diario» donde se busca igualmente la notoriedad, ser «leído» por los otros, y que puede contener más o menos dosis de «su verdad».
Posibilidad de huir de la realidad
Al no tener todavía su identidad y su personalidad definidas y viéndose confrontado con el mundo que le rodea, existen ocasiones que esa falta de recursos conducen a la huida.
Es por ello que ese escape se pueda traducir en trastornos de conducta alimentaria, problemas de evasión con abuso de drogas, consumismo desaforado, etc.
Momento en el que aparece por primera vez aquello que se va a hacer en la vida
Hacia los 18 años y medio (18,7,10) se produce lo que los clásicos denominaban un nodo lunar. Es el momento en que aparece, por primera vez, la sensación de saber lo que se quiere hacer en la vida. Con el tiempo se verá si esa intuición ha sido seguida o no. En el caso contrario es muy posible que se manifieste en forma de crisis antes de llegar a los cuarenta.
Aparición del carácter en el individuo
Durante estos años el individuo desarrolla su carácter.
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