El septenio de la transformación
Al comienzo del séptimo septenio (42-49 años), Ulises personaje de la Odisea de Homero llega a Ítaca, dando por finalizado el viaje que Kavafis tan bellamente describió. Se ha finalizado la fase de lucha y ahora debe demostrar si ha aprendido la lección.
En esta etapa de la vida el ser humano tiene la posibilidad de transformar de lo que se dió cuenta al responder las preguntas de su anterior etapa.
Ya ha aprendido de la vida y ha tenido la oportunidad de superar la crisis de los cuarenta. Sin embargo es como si comenzara algo nuevo, por lo que para comenzar un nuevo camino de desarrollo, habrá de hacerlo como un principiante.
Existe un intercambio entre la energía corporal y las espiritual . De alguna manera, resulta como si las fuerzas físicas comenzaran a retirarse para dar paso a otras más trascendentes.
Este camino de conciencia es una invitación, no una imposición, por lo que es voluntario y personal. Aquí se diferencia del aspecto físico y corporal que se somete a las leyes biológicas de la naturaleza.
Riesgo a convertirse en un dogmático
Al empezar a escuchar la voz interna, algo que le hace que pueda adquirir la capacidad de poder hacer lecturas trascendentes de aquello que está ocurriendo. Existen personas que abusan de transmitir a los otros los nuevos descubrimientos que ellos mismos acaban de hacer transmitiéndolo, además, como verdades irrefutables.
Espejo del cuarto septenio
Este septenio refleja de alguna manera lo que ocurrió en el cuarto septenio.
De 21 a 28 años se buscaban experiencias y viajar y conocer el mundo. Ahora eso ocurre pero no en el exterior del mundo, sino en el universo interno propio de cada persona.
Así los viajes de aventuras llenos de experiencias de los veintitantos se traducen en autoconocimiento y autodescubrimientos íntimos pero llenos de emociones.