Declinar a nivel físico-corporal
Aunque este declinar corporal y de vitalidad ya se comentó en el anterior, es en este séptimo septenio, donde puede ponerse más de manifiesto. Esto se manifiesta de manera más acusada en aquellos que nos sustituyen sus aspectos externos por algo más transpersonal o trascendente.
Mayor cansancio
La persona ya no se recupera de sus esfuerzos de la misma manera que en los años anteriores. Si un día realiza un exceso de deporte aparece bastante más dolor. Si abusa de la comida, de la bebida o de alguna sustancia nociva (tabaco, psicótropos o estupefacientes) la resaca es más intensa y duradera.
Deterioro de los sentidos
La presbicia (vista cansada) puede manifestarse, además, de una manera fulminante, obligando a llevar gafas a muchos de aquellos que hasta ahora no las necesitaban.
Pérdida de memoria
Aunque la persona pueda mantener todas sus funciones intelectuales intactas hay una parte de la memoria, la asociada a las tareas rutinarias que puede disminuir de manera significativa.
Problemas circulatorios
La circulación sanguínea parece someterse más a la fuerza de la gravedad formándose en personas varices y trastornos de piernas pesadas.
Primeras arrugas
En las comisuras de la boca y en el contorno de ojos aparecen las temidas arrugas.
Cambios hormonales
Aparecen desequilibrios hormonales, más acusados en las mujeres culminando con el climaterio. Estos cambios internos no se limitan a los síntomas físicos, además aparecen alteraciones del ánimo que se pueden acompañar de trastornos de sueño y/o aumento de peso. Estos cambios en la imagen pueden ocasionar un deterioro en la autoestima de la persona.
En el varón los cambios en sus niveles de testosterona se ven especialmente en su alopecia, a la vez que en la mayoría de los casos es el momento en que aparecen las primeras canas.
Cambios en la conducta sexual
En hombres
Existen hombres que continúan con su negación al paso del tiempo y permanecen en los riesgos de tratar de echar para atrás el reloj que ya se había descrito antes. Esto se refleja en aventuras con mujeres más jóvenes
En mujeres
Algunas mujeres cambian su relación con la intimidad y se desinhiben buscando placeres en el sexo que antes no habían encontrado.
Muchas que han apostado desde el septenio anterior por su desarrollo personal, encuentran en ese ambiente nuevas parejas con las que viven una apertura a la trascendencia, una profunda amistad desconocida hasta ahora y una nueva afectividad que pueden llegar a expresar como nunca lo habían hecho antes.
El nido vacío
En este septenio algunos hijos se van de casa, ya sea porque fijan su residencia fuera, o porque apenas emplean el hogar para nada más que dormir.
Esto puede provocar un sentimiento de nido vacío en padres y madres, aunque suele ser más agudo en mujeres, especialmente si no han desarrollado una labor profesional fuera de la casa.
La ausencia de hijos y, sobre todo, de la demanda de atención que había requerido su crianza, hace que la relación de pareja vuelva a tomar su protagonismo, algo que ocurre con sus correspondientes luces y sombras. En ocasiones, se vuelve a una segunda luna de miel, pero en otras se convierten en dos desconocidos que tras muchos años se reencuentran sin tener nada en común. Algo que puede desembocar en la separación.
A nivel profesional
En este periodo muchas personas realizan el último cambio de su vida profesional. Algunos lo llevan a cabo dado que por su experiencia acumulada pueden optar a un puesto con mayor responsabilidad y salario. Otros, en cambio, lo hacen por coherencia para tratar de responder al propósito de vida que han descubierto o para cerrar un vacío que les generaba cierto sinsentido en la vida.
Periodo muy vinculado a la voz
En esta época la voz posee una gran importancia.
Tanto la interna antes mencionada que se despierta, como la externa que va ser necesaria para comunicarse. Y es que algunas personas requieren de mejorar en su capacidad de comunicación oral ganando en retórica por la responsabilidad que ocupan a nivel profesional.
También existe un cierto anhelo por unir el arte con su voz, por eso una gran mayoría de los coros no profesionales se integran por cantantes de «cuarenta y tantos».