El principio de equilibrio en la familia

En cualquier sistema siempre ha de haber un equilibrio entre aquello que se da y aquello que se toma. Sin embargo, la familia resulta una excepción del principio del equilibrio entre el dar y el recibir.

Deuda eterna con los padres

Cuando una persona llega a este mundo, lo hace porque su madre con la participación del
padre le ha regalado la vida.

Este, el mayor don que uno recibe y no puede ser devuelto de la misma manera, dado que los
hijos no pueden regalarle la vida a sus padres.

Por lo tanto, uno siempre quedará en deuda con ellos.

Y, no solo por la vida. Al poco de nacer, el niño tomará de su madre el pecho y, de manera
deseable, el cariño y protección por parte de sus padres, algo que aumentará ese débito.

Equilibrar la deuda con los padres

Esta deuda no puede serle compensada nunca de manera directa, solo se puede equilibrar regalando ese mismo don a otros seres mediante los nietos.

Tanto como padres, como como hijos deben tener presente este desequilibrio en las primeras fases de biografía. Esto conlleva que los padres sean generosos con sus hijos, no esperando de estos la devolución de aquello que les dieron. Y que se evite a toda costa los chantajes del tipo “con lo que yo hice por ti”

Diferencias entre el recibir y el tomar

Algunos llaman a este principio de equilibrio entre «el dar y el recibir», pero resulta más apropiado denominarlo entre el «dar y el tomar«.

Cuando se expresa el término recibir, aquel a quien le es ofrecido no requiere de una acción, por lo que se mantiene de manera pasiva.

El tomar si que presupone una actitud y una actividad por parte de la persona que recibe. Esta puede decidir si tomar aquello que se le ofrece en su totalidad, en parte o declinarlo.

Este tomar, si se lleva a cabo de una manera consciente es una decisión que entraña el riesgo de no poder devolver aquello que está tomando y de quedar, por tanto, con una posible deuda por ello.

Tomar lo que la vida ofrece

Por otro lado, si una persona no toma aquello que le corresponde en la infancia quedará con un sentimiento de deuda con la vida algo descrito por Joan Garriga en su libro de “Donde están mis monedas».

Expresado de manera positiva se podría decir que con lo que se acumula y se puede meter en la mochila en los primeros años de la vida (infancia y adolescencia) se creará la bolsa de los regalos que podrá ofrecer al mundo más adelante en su vida.

Detrás de muchas personas que sienten una profunda insatisfacción y frustración en todo los ámbitos de la vida y que no reconocen las causas de ello, se encuentra un niño herido que no tomó aquello que le correspondía.

Este tipo de personas tenderá a crear relaciones no generosas en las que están buscando encontrar aquello que les corresponde, ya sea en forma de reconocimiento o de cuidados desmedidos. Algo que les hará crear vínculos desequilibrados. Si no toman conciencia de ello puede conducirles inexorablemente a la infelicidad.

Cuando lo que se recibe no es positivo

No todo aquello que se recibe es positivo, ya que se puede estar recibiendo enfados o energía negativa o

en la peor de las situaciones, malos tratos.

En este caso, también existe un equilibrio y se devolverá aquello que se ha tomado.

Por eso, muchos hijos que recibieron poco afecto o, incluso, sufrieron malos tratos tenderán a devolverlos a sus hijos para volver a alcanzar ese contrapeso, aunque este sea negativo.

Leer sobre los desequilibrios entre el dar y el recibir dentro de la familia

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