En el octavo septenio se le brinda al hombre la oportunidad de convertirse en un maestro. Es una opción que se puede tomar o permanecer como durmiente el resto de la vida. De adoptarla se lleva a cabo desde el altruismo abriéndose al mundo, escuchando al otro, teniendo como resultado la conquista de la verdadera libertad.
Durante el séptimo septenio se abre la posibilidad del desarrollo y transformación
Durante el séptimo septenio aparece un cierto declinar físico corporal. Este es más acusado en aquellos que no lo trascienden por algo más espiritual.
En el séptimo septenio y, a pesar del declive físico aparecen fuerzas para responder a las preguntas trascendentales que se formularon en la etapa anterior.