El colérico-sanguíneo
La combinación de colérico y sanguíneo une dos temperamentos que dirigen su actividad hacia el exterior, por lo que desde el coaching se les puede acompañar en su desarrollo interior y despertarles la empatía hacia el sufrimiento ajeno.
Cuando la combinación colérico-sanguíneo se potencia
Pueden ser grandes líderes capaces de movilizar a multitudes, dada su capacidad para relacionarse con otros puede unida a su capacidad para centrar foco en una acción determinada.
Pueden manejar el sentido del humor para lograr aquello que se hayan propuesto.
Ante las adversidades no suele aparecer la queja, sino que en su lugar parece una firme determinación y una aparente y envidiable liviandad. Esto hace que parezca que siempre tiene buena suerte, cuando, en realidad, lo que ocurre es que se la encuentran porque la buscan.
¿Cuando puede resultar la combinación colérico-sanguíneo un problema?
Al no disponer de un tan rico mundo interior como en el caso de otros temperamentos o combinaciones de estos, requieren de un reconocimiento externo que le dé la seguridad y son capaces de realizar lo que sea necesario para obtenerlo.
Su mundo interno se les agota con facilidad, sobre todo cuando se proyectan hacia afuera con gran coraje para llevar adelante sus proyectos complicados, por lo que pueden convertirse en personas superficiales y sin ideales.
La unión de su firme decisión y de su encanto social los puede convertir en manipuladores que embaucan y a los que uno sigue hasta las consecuencias más graves sin ser apenas consciente de ello.
También pueden resultar personas con poca empatía que con esa tendencia al cambio, huyan de las personas que les hablan de su sufrimiento.
Una imagen para ver la combinación colérico-sanguíneo
Al colérico se le relaciona con el fuego mientras que al temperamento sanguíneo lo hacen con el aire. Por tanto, desde esta metáfora se pueden ofrecer dos imágenes: El fuego puede ser avivado por el viento y expandirlo hasta incendiarlo todo, pero si este es demasiado intenso, puede llegar a apagarlo.
Interpretando esta metáfora un colérico que abusa de su necesidad de conexión hacia el exterior puede acabar extinguiendo su decisión.
Acompañar al colérico-sanguíneo
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En este caso el trabajo será el de enriquecer su mundo interno. Que en él puedan encontrar toda su fuerza y poder, para que no demanden en exceso el reconocimiento de sus actos en los demás. Para ello siempre el maestro y los padres deberán mostrarle de manera manifiesta amor incondicional.
También deberían llegar a conocer lo que es el sufrimiento que, a veces, por su energía y su proyección hacia lo «nuevo» y externo, les hace no detenerse en observarlo y reconocerlo. En ocasiones, esto se debe a que no se dan el permiso a sí mismos para poder sentir esa debilidad. Por ello se les debe despertar desde la curiosidad que manifiestan hacia casi todo.